El actor Groucho Marx contó con su siempre característica naturalidad todo lo ocurrido en aquel fatídico 24 de octubre de 1929 en Wall Street, Nueva York:
«El mercado siguió subiendo y subiendo. Cuando estábamos de gira, Max Gordon, el productor teatral, solía ponerme en conferencia telefónica cada mañana desde Nueva York, sólo para informarme de la cotización del mercado y de sus predicciones para el día. Dichos augurios nunca variaban. Siempre eran arriba, arriba, arriba [...] Parecía absurdo vender una acción a treinta cuando se sabía que dentro del año doblaría o triplicaría su valor».
Marx sabía que esa tendencia no podría mantenerse para siempre y leía ávidamente los periódicos en busca de señales negativas:
«De vez en cuando algún profeta financiero publicaba un artículo sombrío advirtiendo al público que los precios no guardaban ninguna proporción con los verdaderos valores y recordando que todo lo que sube debe bajar».
El crac del 29 no fue más que una reacción natural del mercado a un ciclo de meses y meses en los que las personas solo acudían a la bolsa para comprar acciones y nunca para venderlas. ¿Cuándo se desmoronó el castillo de naipes? Cuando la misma gente que había acumulado miles de participaciones se quedó sin dinero físico.
«Esta era una broma pesada, porque la mayor parte de los accionistas se habían quedado sin dinero, y los agentes empezaron a vender acciones a cualquier precio. Algunos de mis conocidos perdieron millones. Yo tuve más suerte. Lo único que perdí fueron doscientos cuarenta mil dólares (o ciento veinte semanas de trabajo, a dos mil por semana). ¡La broma ha terminado!».
Tal día como hoy, en 1929, se producía el Jueves Negro, jornada inaugural de la Gran Depresión, una recesión a nivel mundial y sin precedentes en la historia que lastraría la economía durante una década completa.
Visita ahora la galería 'Grandes empresarios que acabaron entre rejas': https://es.starsinsider.com/.../grandes-empresarios-que...
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«El mercado siguió subiendo y subiendo. Cuando estábamos de gira, Max Gordon, el productor teatral, solía ponerme en conferencia telefónica cada mañana desde Nueva York, sólo para informarme de la cotización del mercado y de sus predicciones para el día. Dichos augurios nunca variaban. Siempre eran arriba, arriba, arriba [...] Parecía absurdo vender una acción a treinta cuando se sabía que dentro del año doblaría o triplicaría su valor».
Marx sabía que esa tendencia no podría mantenerse para siempre y leía ávidamente los periódicos en busca de señales negativas:
«De vez en cuando algún profeta financiero publicaba un artículo sombrío advirtiendo al público que los precios no guardaban ninguna proporción con los verdaderos valores y recordando que todo lo que sube debe bajar».
El crac del 29 no fue más que una reacción natural del mercado a un ciclo de meses y meses en los que las personas solo acudían a la bolsa para comprar acciones y nunca para venderlas. ¿Cuándo se desmoronó el castillo de naipes? Cuando la misma gente que había acumulado miles de participaciones se quedó sin dinero físico.
«Esta era una broma pesada, porque la mayor parte de los accionistas se habían quedado sin dinero, y los agentes empezaron a vender acciones a cualquier precio. Algunos de mis conocidos perdieron millones. Yo tuve más suerte. Lo único que perdí fueron doscientos cuarenta mil dólares (o ciento veinte semanas de trabajo, a dos mil por semana). ¡La broma ha terminado!».
Tal día como hoy, en 1929, se producía el Jueves Negro, jornada inaugural de la Gran Depresión, una recesión a nivel mundial y sin precedentes en la historia que lastraría la economía durante una década completa.
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Publicado el día 24 de Octubre de 2019 en Stars Insider España. Diseño y texto propio.
