Hoy recordamos una de las anécdotas más curiosas de la historia de España: la carta que le envió Francisco Franco a Winston Churchill.

El primer año de política exterior franquista, que coincidió con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, se basó en mantener el estatus de "neutralidad": España había quedado arrasada tras tres años de conflicto civil y se tenía como prioridad el reconstruir las principales estructuras del país, entre ellas la del ejército.

Franco comprendía que había coqueteado durante seis años con el bando perdedor, el del Eje. De hecho, también sabía que su reunión con Hitler en Hendaya, en septiembre de 1940, le había dejado una mácula internacional que le acompañaría en la política europea hasta el día de su muerte. En definitiva, Franco no había acertado al escoger bando en la guerra del nacional socialismo contra las corrientes liberales de occidente, pero sí había escogido bien al mantener una cierta distancia con Berlín y Roma.

El dictador entendía que se avecinaba una nueva guerra: la de los países capitalistas contra el bloque comunista soviético. Era hora de tomar bando y Franco no dudó en ofrecer su mano al bloque al que anteriormente deliberaba combatir para poder tumbar así a la "amenaza de los rojos", un peligro que ya había reprimido en España... y para poder sostener su régimen durante la posguerra española y europea.

El día 19 de julio de 1945, mientras Churchill discutía los términos de paz en la Conferencia de Postdam con los demás aliados, recibió una carta que le dejó anonadado: el líder del último país fascista de Europa le tendía la mano para luchar contra la amenaza bolchevique del este.

La carta comenzaba con un "Mi querido embajador y amigo". Churchill envió una respuesta fría como el hielo y la amistad intencionada por Franco jamás llegó a fraguarse.
Publicado el día 8 de Octubre de 2019 en Stars Insider España. Diseño y texto propio.

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